jueves, junio 29, 2006

El Sabritas

Estaba en la secu todavía cuando ocurrió el incidente con "El Sabritas" (para abreviar le decíamos "El Sabras", así que haré lo mismo aquí)

"El Sabritas" era en aquél entonces un chavo de estaura media, no muy flaco, ni tan gordo (¡que precisa descripción!) y de hecho era un güey como la inmensa mayoría de todos tus compas en la escuela, con esa anonimidad que no se rompe por ser muy alto, o muy prieto o tener la greña larga o andar a rape. Común y corriente, pues.

"El Sabras" era un tipo tranquilo. Buen compa. De los que se ríen cuando hay que reírse. Cooperaba en la maldad que se gestionara en ese momento: poner explosivos en el baño de las niñas, esconderle el maletín al profe, o poner tachuelas en el banco del más odiado del salón en esa temporada, para luego fingir demencia senil cuando llegara el reclamo. Tramposo anónimo, medio nerd cuando se requería (iba bien en la escuela el güey), olvidadizo, bromista. Usaba lentes, bastante gruesos, pero eran parte ya de su estampa. "El Sabras" no se metía demasiado con nadie. (Ya lo dije, común y corriente, pues)... Durante una temporada lo ví un poquito retraído, se la pasaba leyendo, o eran sus apuntes o era algo que metía dentro de sus apuntes (¿acaso era porno y no avisó? che ojete)

Fue "El Marciano" el que lo descubrió.

"El Marciano" se la pasó toda la mañana molestándolo; le decía pendejo, zacatón, idiota, pinche baboso, jodido y quien sabe que más cosas. De esas cosas que ofenden hasta la madre cuando apenas estás aprendiendo a dejar de ser un mocoso y pretendes ser adulto. Como decíamos en la secu: "Eso si calienta".

"El Sabras" no le hacía caso. Tranquilo como era, sólo hacía muecas y se reía (yo pensaba que era risa nerviosa, porque "El Marci" pasó de pronto de decir sólo insultos escupiendo saliva a decirlos mientras formaba una pose mamerta de boxeador). Yo como que veía al "Sabras" que se tensaba poco a poco, hasta que de pronto "El Marci" le hizo una finta o le pegó de veras que "El Sabras" dejó de ser "El Sabras"...
















¡¡¡WWWAAAAAAAAAAAZZZZZZ
ZZZZZZZZAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
!








Chale.


"El Sabras" salió volando. Sus libros también. Por supuesto que la patada voladora no alcanzó a tocar ni de broma al "Marci" (creo que el Sabras logró levantar la pata unos 60 cms. del piso)
"El Sabras" aterrizó con el compás de las piernas abierto y los bracitos en escuadra, las manos planas, tensas y listas como navajas o cuchillos de carnicero (¡ay güey!) y... debo decirlo... en su mirada se notaba que estaba dispuesto a todo. Era una Máquina de Matar. Un kamikaze. Un instrumento letal finamente pulido y tenso como una cuerda. Listo para su siguiente movimiento.

Con el vuelo del "Sabras" el "Marciano" apenas y alcanzó a hacerse hacia atrás. Ahora pienso que si se hubiera quedado ahi parado o hubiera dado un paso al frente o se hubiera tirado al piso o no hubiera ido a la escuela ese día hubiera sido lo mismo.

Pero de todas formas escuchamos el ¡¡FFFTT!!! proveniente del aire que era cortado por el veloz movimiento del "Sabras"... Desde aquél día lo recuerdo (¡¡FFFTT!!!) como si hubiera pasado hace (¡¡FFFTT!!!) unos momentos (ahora ya se de donde sacaron ese sonidito para las pelis de Bruce Lee, a lo mejor alguien nos estaba grabando y no lo vimos)

Y el grito. Ese profundo kiai que, todos lo sabemos, libera un madral de energía destructiva.




¡¡¡WWWAAAAAAAAAAAZZZZZZ
ZZZZZZZZAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
!
!

El "Marci" se fue. Palideció (o por lo menos se vio un poquito cenizo) se quedó callado, impresionado por el potencial aniquilador de su imposible oponente. Se dio la vuelta y se fue (iba a escribir "puso pies en polvorosa" pero se hubiera visto muy mamón... la imagen del "Marci" en el horizonte y una nube de polvo levantándose). No lo molestó nunca más.

"El Sabras", el compa tranquilo de la clase, el que a veces tachaban de ñoño, el anónimo, el alumno común y corriente seguía en su pose. Tenso, las manos le temblaban, sudaba su frente y poco a poco sus ojos volvieron a la normalidad. Alguien le dijo "¡ya cabrón! ya se fue, ya bájale" y entonces se enderezó, bajó los brazos y se inclinó para recoger sus libros.

Cuando recogía sus libros su carpeta se abrió y lo que salió fue esto:





















¡Con razón! ahora entendía la autosuficiencia y seguridad de mi cuate... Ahora se hacía comprensible su evolución en alguien sumamente peligroso. Y alguien que era mi cuate.




Pinche "Sabras", estuvo a punto de partirse la madre el solo.

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