jueves, julio 10, 2008

Libertad

Es el más reciente trabajo que envié a Metatextos... Esta vez se los pongo aquí para que no tengan que ir hasta allá. A menos que deseen ver los comentarios y críticas. Sirven mucho, neta. casi siempre.

Me imagino por dónde vendrán las críticas, pero publico esto ANTES, para curarme en salud.

El ejercicio se llamó "Libertad" y al no haber restricciones (sólo una: no sobrepasar, como siempre, las 300 palabras) me valió madre y me agarré "la libertad" de escribirlo como quise, pero tratando de que contara con una estructura y una manera de leer (que no es original mía, es una burda copia de un estilo vertido en "El Evangelio Según Jesucristo" de José Saramago)

Así que con esa advertencia hecha, va mi texto:



Al Fin Libres



Carlos llegó tarde a la cita.

Le habían dado la libertad de escoger la hora. El la dejó libre para seleccionar el lugar. Y ahora iba corriendo para llegar. Habían dicho a las 5. Eran casi las 6.

Alicia se mordía una trenza que sujetaba con la mano izquierda. La otra flotaba libre.

Lo vio llegar, sentarse y pedir un café, pensó que era algo muy ordinario y común en sus costumbres, aunque esta vez notó algo diferente. No supo identificarlo con precisión.

Vaya, pensé que me ibas a tener esperando otra hora. ¿Y por qué piensas eso? Ya lo has hecho otras veces, no sería raro que lo hicieras esta vez también. Mujer, no soy tan inconsciente como para tenerte aquí esperando todo el día. Pues como digo, no sería nada raro. Claro, como tampoco sería raro que te enojaras... ¿Estás enojada? No estoy enojada, trato de ser irónica. Más bien eres rara. Bueno, es algo que yo decido ser, ¿no? Tu has elegido amarme. Sí, y quedarme contigo. Sí, y quedarte conmigo, entonces, ¿no ha sido todo esto cuestión de libre elección? Sí, y ahora elegí irme. ¿Dejarme? Sí, dejarte. ¿Por qué? Para ser libre. Pero, ¡Siempre lo has sido! No, no siempre, no quiero discutirlo. ¿Me lo estás prohibiendo? No podría prohibirte nada, ¿no entiendes? No, no entiendo. No explicaré nada, me voy. ¡Ok! Cuídate mucho, ¡que seas feliz y no regreses! ¿Que no regrese? ¿Por qué? ¿Hay otro esperando que deje mi lugar? Eres libre de pensar lo que te venga en gana. Pues prefiero no ser libre, entonces. Vete. No quiero. Que te vayas. Me quedo. Y ¿que vamos a hacer ahora? ¿Me quieres? Sí, sí te quiero, ¿y tú? ¡Yo también! ¡Mucho! Seamos libres entonces. ¡Ok!

Salieron abrazados a la calle.


FIN.

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