jueves, enero 25, 2007
Con Ustedes... Maqueto.
Antes de teclear nada, permítanme mis queridos tres lectores aclarar algo: Prefiero los perros... sí esos seres que la verdad son medio tarados, pero nobles, nobles y desinteresados. Como Joaquín.
Los gatos no me gustan. Me parecen bichos raros, indomables, snobs, furtivos. Son seres extraños... muy extraños, incluso los he llegado a considerar aciagos. Debajo explico mis razones:
1.- Son una bola de pelo. ¡Siempre sueltan un chingo de pelo!
2.- Son -casi todos- huraños. Por no decir mamones. Como fresas.
3.- Depende del humor que anden es como tratan a los humanos.
4.- No dependen de uno como los perros. Son autosuficientes.
5.- Son huevones. Todos.
6.- Son harto huevones. Otra vez todos.
7.- Son sádicos con otros animales. Por ejemplo las ratitas y los pajaritos, snif.
8.- Son crueles.
9.- Son egoístas y gandallas.
10.- Son encimosos, y aparte,
11.- son inoportunos, quieren apapachos cuando no es el caso.
12.- Cuando ronronean hacen un escándalo.
13.- Son estorbosos. Se adueñan del lugar que se les antoja. Se atraviesan entre los pies.
Mejor les explico con fotos algunas de estas actitudes y otras que son parte de lo que me hace ver a los gatos (en general) como bichos, no como mascotas. Bichos raros.
Chequen a "Maqueto" y díganme si no:
aquí se agandalló la impresora... se acostaba sobre ella gran parte del día y teníamos que pedirle permiso para imprimir cualquier cosa. Sobra decir que a veces realmente lo incomodábamos bastante, pero siempre terminaba por perdonarnos. Snif.
No ma...! neta no bromeo, chequen el grado de huevonería de este bicho!
Aparte, cuando digo que se sentía el dueño de la oficina es la pura verdad. Se la pasaba vigilando que todo funcionara bien:
-Oye! aguas güey que te están vigilando!
-Ehh?
-Shhh... (el gato te está viendo)
-Ay cabrón! (inserte aquí musiquita estridente y ruiditos tipo "cuiii, cuiii, cuiiiiiiiii) cuánto tiempo lleva ahí?
-Shhh... no hagas olas...!
Su vigilancia era imbatible. Imagínense un bicho que duerme a destiempos, para luego observarte fijamente durante horas... sin decir ni pío (pos como??? si es un gato???). Realmente llegué a creer que el dueño del changarro... Imagínense, El güey gato nomás echado todo el día, si le da hambre pos traga de su platito de croquetas, si tiene sed, pos bebe agua, si le da sueño pos se echa un coyotito... Si sonaba el teléfono pos no contestaba, (ya dije que nomás era un gato, y patrón, no secre) Rondaba por toda la oficina atento a lo que hacemos. Eso lo hace un patrón nomás, que no?
Como sea, me llevé bien con el la mayor parte del tiempo. Como la mayoría de los gatos, este güey tenía ciertas... ajem... manías raras.
Me explico:
(chale... al gato le gustaba horrores meterse en cajas...)
(...en bolsas...)
(...más cajas, de cualquier forma o tamaño...)
(para que vean que NO exagero... ¿QUE CLASE DE BICHO SE DUERME EN UNA BOLSA DEL SUPER???)
(No le gustaba la chela... le gustó LA CAJA donde venían las chelas)
En fin, una cosa si he de reconocerle a este animalito, carácter tenía, y mucho. A veces jugaba conmigo, agarraba yo un papel arrugado y se lo escondía para que lo acechara como si fuera una presa y el un gran cazador, otras le tiraba de manotazos y el respondía con amabilidad... hasta que de pronto se le ocurría sacar sus garritas y me lastimaba.
-No mames inche maqueto! garritas no, ue!!!
Y el güey nomás se me quedaba viendo como diciendo "Chale, che gato marica"
Mis compas de la oficina pensaban que lo odiaba. No era así. Es más sencillo que eso. Los gatos me causan alergia, y aparte son muuuy especialitos como para que los soporte. Es sólo eso.
Maqueto llegó de la calle, lo recogieron flaco, hambriento y todo magullado por ser un gato callejero. Imagino que las andanzas nocturnas del bicho lo tenían así de fregado. Como sea se acopló muy bien a mi oficina, yo no lo pelaba mucho, pero mis amigos lo bañaron, lo alimentaron y lo vacunaron contra todo. Incluso contra la leucemia felina. Se convirtió en un hijito más de todos. Uno que me hacía pasar algunos momentos incómodos, pero en varias ocasiones me hizo compañía mientras me desvelé trabajando hasta tarde. Creo que una o dos veces incluso lo cargué y lo dejé que ronroneara en mis piernas. Supongo que terminé por acostumbrarme.
Llegó cuando estaba pequeño, y estuvo aquí con nosotros un par de años (o tres, no recuerdo bien), seguía saliéndose por las noches. Seguro se iba a buscar gatas, porque regresaba todo desvelado a dormir toda la mañana, jojojo.
La gente de esta plaza lo conocía bien, porque se metía a todos los locales y negocios. Algunos le decían "pinto", "micifús"(apodo muy original, nooo?), y quien sabe cuántos nombres más. Pero todos lo apapachaban y le daban su agua y su alimento. Creo que pasó de ser el dueño de este negocio a ser propietario de la plaza entera y no ha de haber sido tan mal gato, porque nos daba chance de seguir trabajando a gusto aquí.
La vacuna que le pusieron contra la leucemia irónicamente disparó esa enfermedad latente en él. Bajó de peso rápidamente y empezó a dormir todo el día. Se quedaba muy quieto, yo pensé que se había vuelto más dormilón que de costumbre. Nada más. Pero si reconozco que ya no comía como antes.
Mis amigos se dieron cuenta de que no era normal y hasta análisis se le hicieron, ahí apareció positivo a leucemia felina. Incluso hubo un cuate nuestro que se comprometió a patrocinarle un tratamiento, neta.
Maqueto dejó de ronronear el 19 de diciembre del año pasado.
Ese día todavía se paseó por aquí durante la mañana y hay quienes dicen que, viéndolo en retrospectiva, pareciera que se despidió antes de irse a su rincón alfombrado a dormir otra siesta. No despertó. Pero estoy seguro que fue durante su sueño.
Chale, Maqueto... buen viaje bicho, descansa y ojalá que donde estés no exista ni la pinche leucemia felina ni ninguna de esas enfermedades.
Creo que es todo lo que tengo que decir por ahora de ese gato.
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