sábado, febrero 09, 2013

Alianza de Honor (parte II)

 
(CONTINUACIÓN DE LA PARTE I)
… Desde entonces hemos sido compañeros de la casa del humano: silenciosos consejeros situados a un lado de los tronos de los más encumbrados príncipes, vigilantes de la tranquilidad nocturna de las aldeas, fuimos incansables trabajadores que hombro con hombro luchamos junto a los humanos para hacer del agreste campo un mejor lugar para establecernos y prosperar. Algunos nos hicimos cazadores, otros más se volvieron fieles colegas de nigromantes, chamanes y brujas y conocieron de cerca los secretos de la magia y las propiedades curativas de las plantas, llegaron al grado de incluso ser confundidos físicamente con sus respectivos compañeros humanos en muchas de esas ocasiones en que la noche disfraza su presencia.
Algunos clanes de Perros abandonaron el cuidado de los cachorros propios y ajenos (y aún los de los humanos) y escogieron la guerra para marchar junto con la milicia hacia la conquista de nuevos yermos y rescataron a muchos combatientes heridos en la batalla, pues poseían habilidades de rastreo que el Hombre jamás podría soñar, todo esto aunado al antiguo don de clarividencia que habíamos heredado de nuestros ancestros salvajes y que ustedes hoy llaman instinto, por ser más bien incapaces de otorgarle una definición más precisa”
Confieso que me asombró la claridad de su discurso, incluso cuando me señaló nuestra limitación para explicar por qué los Perros conocen cosas que nosotros ni siquiera podemos percibir, pero no lo interrumpí:
“Muchos de nosotros fuimos presencia inseparable de emperadores y considerados brazo (o pata) derecha de granjeros y ganaderos, compinches indomables de caudillos libertadores, misteriosos representantes de virtudes que el Hombre apenas reconocía, como la lealtad, el aplomo, la camaradería, la misericordia y una fortaleza inusitada que se eleva más allá de la propia resistencia física. Es por eso que ustedes los Hombres han realizado a través del tiempo incontables representaciones de hechos históricos donde ilustran los rasgos de nuestra legendaria estirpe, algunas veces como comparsa, otras como protagonista de innumerables hazañas épicas.
A los Perros se nos atribuyen dones especiales y muchos de mis antecesores han sido sepultados con honores al lado de sus amigos humanos, o han sido inmortalizados en monumentos, en pinturas y en hermosas poesías que han sorteado con éxito el umbral de los tiempos. Pero espera… quiero contarte un detalle en particular acerca de ellos, mis ancestros: Y es que dicen las antiguas historias que cuentan los abuelos de ustedes que hubo un momento en el que el Hombre empezó a dudar acerca de la conveniencia de mantener a su lado al can como aliado, pues aunque comprobado estaba que les éramos de utilidad para muchas de sus labores diarias, tenían que alimentarnos, cuidarnos y vigilar que tuviéramos también una buena vida. Entonces, aunque no estaban del todo convencidos, ustedes se hicieron cargo de nosotros como si fuéramos uno más de sus vástagos y extendieron nuestra longevidad.
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Pero con el transcurrir de los años el Hombre también se dio cuenta de algunas limitaciones del Perro: No podíamos hablar y expresar lo que habitaba en nuestro pensamiento como lo hacen ustedes. Ahora te lo digo: no es que no pudiéramos entonces ni ahora: es que ustedes no paran de hablar, así que guardamos silencio por respeto. Y aunque siempre hemos sido excelentes como pastores, no éramos capaces de realizar muchas de las labores humanas, como cocinar, tejer una cobija para protegernos del frío o ayudarles a construir un refugio, y a veces podíamos ser tan malhumorados que nuestra conducta era señalada como impredecible”
Le acerqué su plato de agua al perro, pues por momentos parecía que no podía hablar más, dada su endeble situación física. Lentamente Djembe tomó varios sorbos, luego se aclaró la garganta y prosiguió:
 

(CONTINUARÁ…)

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