Seguimos con la séptima entrega del cuentito sin nombre. A ver qué les parece, disculpen la tardanza, pero es parte de un complot, un plan maligno para tenerlos en ascuas y luego, cuando menos lo esperen… bueno… mejor así lo dejamos.
VII
Esperó a que terminara el disco —¿Me vas a decir qué pasó cabrón? —Me preguntó mientras recogía sus piernas sobre el sofá y encendía otro cigarrillo.
Con sinceridad, no entendía a qué se refería. Me explico, no estaba borracho ni tampoco él. Aunque sí habíamos bebido, parecía que estábamos lejos de nuestra cuota habitual. Así que me concentré en la pregunta.
—¿Me vas a decir…?
—No sé a qué te refieres, Luis… no ha pasado nada
—Cuando llegamos tenías una cara… pensé que alguien había muerto, que te andaban buscando o que te habían asaltado, estabas pálido. Como desencajado.
—Estuve echándole desde temprano…
—No mames, se nota cuando andas pedo y cuando es otra cosa, pero si no me quieres decir…
—Es que… —me concentré de nuevo en la pregunta que Luis había hecho hace unos doscientos años. No pude recordarla. Miré mi vaso con hielo. ¿Había bebido ron o tequila?
—Como quieras, güey, no hay pex, nomás quería que supieras que si algo se te ofrece, aquí estamos
—Sí, sí… lo sé, pero es que neta no pasó nada… ¿te sirvo otra? Algo dentro de mí pareció revolotear de nuevo, desde la boca del estómago amenazaba con salir a flote.
Me dio su vaso y lo llené. Hice igual con el mío y comprobé que era el ron de siempre, pero mi mente parecía envuelta en una leve bruma que no me dejaba ver más allá de un palmo. Bruma rojiza, encendida.
Bebimos ese trago en medio del silencio. Cuando me incorporé para buscar otro cd Luis se levantó también.
—Me voy, ya me siento con sueño y la neta voy lejos, paso a tu baño antes. Asentí en silencio mientras veía el humo de mi cigarro que se consumía en el cenicero. Se detuvo antes del pasillo.
—¿Es por lo de Lupe? Güey, perdóname si…
—Tú no tienes por qué andar metiéndote en mis asuntos, lo que yo haga con Lupe es asunto mío —espeté.
—Lo sé, pero es que neta yo no estaba investigando, fui a cortarme el pelo…
—Déjalo así, neta —de pronto volvió la furia contenida, por fin la pude reconocer —no hace falta que se metan, en buen plan te lo digo… No se metan —yo mecía mi vaso y observaba los hielos girar dentro. A pesar de sentir ese coraje no quería levantar la mirada hacia él.
Luis estaba de pie sin ir al baño. Pensé que me miraba con interés, pero en realidad miraba detrás mío.
Sobre la mesita del teléfono descansaba la muñeca. Puta muñeca.
Con los pies abiertos, la boca dibujaba una “o” los bracitos de trapo colgando a los lados, sus ojos muy abiertos, como si estuviera realmente sorprendida. Helado, me quedé viéndola fijamente, yo debía tener los labios en la misma posición. Súbitamente la furia se trocó en un fino terror que recorría con sus puntas aguzadas mi espina dando toquecitos. Se me resbaló el vaso de las manos.
3 comentarios:
No machesssssssssssssssssssssssssssss!!!!! que mello, se salió de la basuraaaa!! móndriga Lupe
Loquito!! ya te hiciste pato con la siguente parte eh!!! a ver hasta cuando!!
Saluditos
Ely (loquilla)
lo he leído dos veces ya por si cambiaba algo pero no... sigo esperando la siguiente... impaciente... mientras me pondré a leer Hamlet... besos...LG
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