Al pinche ratero que decidió que yo tenía un espejo retrovisor de más y quiso hacerla de Robin Hood conmigo. Le deseo larga vida y prosperidad. Que el espejito le sirva para ver si se le acerca un camión urbano enorme a salpicarlo con agua lodosa. Le deseo de todo corazón que si va a un motelucho de esos que tienen espejos en las paredes y en el techo (me han dicho que existen, no son un mito) se le rompan todos.
Estimado ratero, quiero decirte una sola cosa: Que lo disfrutes, hijito de puta. Ya le puse uno nuevecito, por si necesitas otro, me avisas para estacionar el auto en el mismo lugar.
Nos vemos luego.
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