Ayer puse algunos puntos sobre algunas íes. Aclarar ideas, definir conceptos fijar límites y explicar situaciones. Y es que es curioso ver como una relación que en un principio fue bastante buena se puede deteriorar hasta que al final te das cuenta de que te encuentras frente a alguien prácticamente desconocido.
Por naturaleza las mujeres son complicadas, lo sé... Pero nunca dejaré de decir que esa cualidad de las féminas (su complejidad) es exquisita si se compensa con "otras" características... que lo digan (si quieren) quienes tienen una relación de pareja con alguien. Y que lo reafirmen (o no) aquellos que han logrado hacer que sus relaciones prosperen a través del tiempo. La tolerancia hacia los defectos de esa otra persona se alimenta por el disfrute de sus virtudes y de su personalidad.
Cuando entablamos una relación (del tipo que sea) con otra persona pasa poco tiempo para que nos hagamos una idea bastante completa de ella, que de alguna manera la ubiquemos dentro de nuestros esquemas, el chiste es poder llegar a comprenderla o aprender de la experiencia. Lo malo es cuando nos hacemos ciertas ideas y nos formamos expectativas, porque, queridos tres lectores, no nos hagamos tarugos... es imposible que las cumplan una tras una. Eso no existe. De existir sería de locos. Así que no lo hagan.
Lo curioso del asunto es que, tras el conflicto, la otra persona me pregunta "qué fue lo que pasó" y lo más curioso es que no hubo rencor ni revancha.
Sólo el comentario. Pero, oh! extraños designios del universo que no permiten escuchar con calma las opiniones ajenas, y que anteponen la autoestima exacerbada por encima de la humilde opinión!
O lo que es más sencillo:
¿Pá que preguntan?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario