jueves, diciembre 14, 2006

El grinch de la navidad

Se despertó temprano (como siempre) y se levantó a darse un regaderazo... esta vez si se lastimó fuerte, porque el regaderazo se lo dió en plena espalda (mal chiste... más bien pésimo), y como su vieja no se levantaba porque la noche anterior se había ido de parranda con sus amigas, se tuvo que preparar el desayuno él solo. Eso le cagaba.

Como se le hacía tarde tuvo que conformarse con un plato de cereal con leche en polvo (la leche de verdad se había echado a perder, porque el refri no funcionaba, (otro gasto más para este fin de año, jojojo)... Se lavó los dientes sólo para volver a lastimarse la encía (chin... el dentista SI iba a tener una buena y blanca navidad)... se enjuagó y ya con prisa medio se arregló frente al espejo.

Al salir se encontró con que una llanta estaba desinflada. De seguro fueron esos pinches muchachitos caguengues que pasan todas las noches por afuera de su casa haciendo escándalo. Cambió la llanta de volada, no sin darse un par de machucones y quedar con las manos negras, negras... tan negras que contrastaban mucho con el verde de su piel de grinch.

Recogió su maletín y lo aventó al interior de su grinch-móvil. Encendió el carrito y sin darle tiempo para calentarlo un poco arrancó dejando detrás unas gotas de aceite en el piso.

No llegó muy lejos.

La noche anterior había pensado que tal vez sería buena idea ir a cargar combustible, sobre todo porque su viejo modelo de grinch-móvil ya no le marcaba el nivel de gasolina en el tanque. Constantemente se quedaba varado por alguna calle, en esos casos cerraba bien el carrito verde y salía con su garrafita a caminar y caminar hasta encontrar una estación de servicio. Claro que a veces disfrutaba esos paseos obligados, pero en ocasiones como esta había que reconocer que no siempre resultaba muy práctico ni agradable.

La mañana era fría y la gasolinería quedaba bastante lejos, así que suspiró con aire desconsolado (ya no había manera de llegar a tiempo a la oficina) y empezó a caminar. Mientras lo hacía empezó a repasar sus cuentas, al asunto del refrigerador descompuesto había que agregar la reparación de la plomería (hijos de puta los plomeros sí son ricos), los impuestos, las compras de fin de año y la liquidación del crédito de la hipoteca... debía mucho y a mucha gente y en su trabajo le iban a descontar todas sus faltas y retrasos por culpa del maldito grinch-móvil.

Sonó su teléfono. Contestó para escuchar una voz grabada "...cliente, le notificamos que tiene un adeudo vencido..." colgó molesto. Pero esa navidad iba a pasarla bien, valiéndole madres todas las broncas. Tal vez sería buena idea hacer una cena en casa invitando a sus demás amigos, que ya por esas fechas debían de ser unos tres aunque su esposa le dijera que uno de ellos era su primo, que más daba! el le podía llamar amigo, ¿no?

Sonó de nuevo su teléfono. Chingao. De la oficina. Entre mensajes y reportes de llamadas su secretaria le dijo que iban a correrlo del trabajo si no se presentaba ese día. "El patrón anda bien emputado jefe, yo no quiero broncas".

Cuando llegó a la gasolinería encontró que estaba cerrada. Al parecer le estaban dando mantenimiento a algunos de los tanques y quien sabe que más, pero todas las bombas estaban apagadas. DISCULPE LAS MOLESTIAS se leía en una banda de plástico que colgaba de los aparatos.
(CONTINUARÁ...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hello there,

Thanks for sharing the link - but unfortunately it seems to be down? Does anybody here at sivoli.blogspot.com have a mirror or another source?


Cheers,
John

Anónimo dijo...

Hi there,

Thanks for sharing this link - but unfortunately it seems to be down? Does anybody here at sivoli.blogspot.com have a mirror or another source?


Thanks,
Charlie