lunes, marzo 06, 2006

Calle sola

Bueno, a veces basta ver una calle para empezar a pensar... hay algunas calles que cuando uno las ve le dicen mucho.









Esta, por ejemplo dice soledad. No es necesariamente triste, pero si se ve abandonada. Tal vez algo importante pasó algún día, tal vez algo importante pase otro día. Pero el día en que pasé por ahí no había nada interesante. Si acaso esa sensación de soledad. Era fuerte.
No se ustedes, pero a mí si me pasa que de pronto un lugar me dice cosas. Es curioso, pero si lo hacen, sólo hay que prestar atención. Parar oreja, dicen algunos.

Me detuve un momento ahí. Una corriente de aire levantaba la tierra y en momentos parecía que me la aventaba a los ojos. Me quedé un rato sintiendo los rayos del sol. Se supone que las calles tienen sus propios sonidos. Bueno, aunque no lo crean esta no. No tiene. No suena a nada. No suena al paso de los coches, ni a bocinas de vendedores callejeros, no suena ni a las pisaditas que dan los perros vagabundos. Puse mucha atención y no sonaba a mochilas, ni a carreras de escuincles persiguiéndose, ni sonaba a ese apretón de manos de alguna pareja que retrase la llegada a la casa de ella caminando despacio. Tampoco suena al paso de la camioneta que reparte el gas a las viviendas, ni a las bolsas de mandado de alguna señora que camina (corre y corre) porque ya es la hora de preparar la comida.

Las calles tienen vida propia, sonidos, colores, olores que las identifican y les pertenecen.

Esta no.

Dije arriba que no era necesariamente triste, pero si me tuve que ir porque empecé a sentir como un vacío aquí en el pecho. Se supone que las calles poseen ruidos, esencia, personalidad...

Esta no. Lo repito.

No suena a nada. Bueno... dicho de otra manera... ya no suena a nada.

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