Anoche estuve tocando en un bar (algún día hablaré más de el rollo ese de la música) Y de pronto llegó una mesa de cuatro señoras... señoras.. uh? "otoñales"... (jajaja) es decir, ya maduritas.
Bueno, pues prácticamente le aventaban el brassiere a mi compa. "Ay! que guapote está oiga!" "Ayyyy canta re-bonitooo... cante una más romántica que ando dolida" y cosas así por el estilo. Una de ellas en algún momento dijo "Uuuy y pensar que tengo que regresar a mi casa sola. Mi marido se fue de viaje. Para variar... No, que mal... quiero desvelarme!"
Invitación obvia que tal vez algún cuate mío si hubiera aceptado. Pero no mi compa...
¿Yo? yo tenía un montón de trabajo en la oficina y todavía tenía que llegar a terminarlo. Además al que invitaban era a mi cuate, no a mí, snif.
Es curioso, hace poco pensaba (o veía) que las más chavitas eran las más lanzadas... es decir, como su edad las hace ser más aventadas y algunas hasta peligrosamente encantadoras pues es más normal ver a una escuincla decirle cositas a un tipo que pasa por delante de ella... moverse suavemente, sonreír de manera espectacular, y utilizar todas sus armas para destacar sus encantos.
Pero anoche las doñitas coquetonas me sorprendieron. Sugerentes... muy sugerentes, pero inteligentes y discretas como nadie, con esa experiencia que dan los años... plática interesante (obvio, cuando alguien hace que hable sobre uno mismo) buenas bebidas (no las clásicas "micheladas", ni piñas coladas sin licor, puaaajjj) y sobre todo, la sensación continua de estar sentado frente a una mujer que sin tapujos se muestra coqueta, pero no corriente, se hace la interesante pero no mamerta, sonríe sin exagerar, hace el ademán de querer un cigarrillo y sin que te des cuenta plenamente ya te tiene con el encendedor en la mano... cuando le enciendes el cigarro te toma las manos para acercarse el fuego, mientras te mira a los ojos con cierta picardía. La platiquita insulsa y superficial aburrida no tiene cabida en una de esas señoras.
Cruzan las piernas, las descruzan, fuman, ríen con elegancia, aprovechan al 100% esa famosa "caída de pestaña" o "mirada número 5"... la usan pero no abusan de ella. Hablan de frente y con una mirada que a veces te cala y te pone un poquito nervioso, juegan un poco con su pelo mientras las escuchas pelear entre ellas para ver quien pide la siguiente canción te das cuenta de que estás pensando que al llegar a su casa tal vez algún tipo le dice "vieja" otro más joven tal vez le dice "mamá", "tía" o ¡quien sabe! tal vez hasta "abuela", y todos los demás "señora" "doña X" ...
Mientras ella me pide que la llame por su nombre
-Dime Paty, por favor... háblame de tu, ¿sale?
-Eeeh...? ok. Ok Paty.
-Está mejor, ¿no crees?
-Supongo que si, es que no soy tan confianzudo con las personas, sabes
-Mmmm... ¿y por que eres tan huraño?
-Huraño no... un poquito serio, nada más
-Vaya, vaya pues está bien... aunque seguro que luces mejor con una sonrisita... ¿a ver?
-Jaa... jaa... (risita nerviosa)
-Ya ves, ¡mucho mejor!
Me fui. Tenía trabajo pendiente. Pero me quedé pensando un momento en ella.
Paty. En ese bar no es ni mamá, ni tía, ni abuela ni la vieja de X. Es sólo Paty.
2 comentarios:
A mi me encantan las mujeres maduras, la edad ideal para mi son entre los 30 y 45... las jovencitas normalmente tienen un chingo de pedos o estan son huevas y superficiales...
ZERO, Chinga tu madre, por andarme aterrorizando... jajaja.
pendejo.
Publicar un comentario