miércoles, noviembre 02, 2005

Chingue a su madre el Jalogüín

Y es que de verdad... los niños son una verdadera plaga en eso de pedir dulces y estar toque y toque la puerta.

De verdad, yo sé que suena muy gacho, pero de verdad se pasan. Horas y horas recibiendo toquidos! un amigo mío se pone unas garras peludas y una máscara de hombre lobo y cuando tocan a la puerta espanta a los chamacos, pero yo no.

No señor.

Lo que se me ocurre es comprar uno de estos:














Lo voy a guardar en una gran bolsa de papel... y cuando llegue algún mocoso intransigente a tocar mi puerta con el espantoso "Me da mi calaveritaaaa???" voy a sacar la bolsa y a decirle: "Ok ok! a ver... mira lo que tengo aquí" y con un movimiento relámpago lo saco de la bolsa y ¡ZAAPPP!!! me libro de una vez de esa lata.

Jajaja... Calaveritas a mí...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y donde quedo el niño que todos llevamos dentro?????? que de niño nunca te dieron tus dulcecitos??

Sivoli dijo...

si... pero eso no cuenta. Ahora tengo que poner remedio a la lata.