Y es que de verdad... los niños son una verdadera plaga en eso de pedir dulces y estar toque y toque la puerta.
De verdad, yo sé que suena muy gacho, pero de verdad se pasan. Horas y horas recibiendo toquidos! un amigo mío se pone unas garras peludas y una máscara de hombre lobo y cuando tocan a la puerta espanta a los chamacos, pero yo no.
No señor.
Lo que se me ocurre es comprar uno de estos:
Lo voy a guardar en una gran bolsa de papel... y cuando llegue algún mocoso intransigente a tocar mi puerta con el espantoso "Me da mi calaveritaaaa???" voy a sacar la bolsa y a decirle: "Ok ok! a ver... mira lo que tengo aquí" y con un movimiento relámpago lo saco de la bolsa y ¡ZAAPPP!!! me libro de una vez de esa lata.
Jajaja... Calaveritas a mí...
2 comentarios:
y donde quedo el niño que todos llevamos dentro?????? que de niño nunca te dieron tus dulcecitos??
si... pero eso no cuenta. Ahora tengo que poner remedio a la lata.
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