miércoles, noviembre 24, 2010

Carlos y la luz

No comprendía del todo. Miraba a su alrededor una y otra vez. La sombra que hacía unos minutos era proyectada por su cuerpo en el suelo había desaparecido. Movió un pie, luego levantó apenas unos centímetros el otro.

Nada.

Recordó súbitamente la historia de Peter Pan. Aquél mocoso volador que una noche solicitó a Wendy que cosiera su sombra a los zapatos para no perderla. Bueno, Carlos ni siquiera podía encontrar la suya, una vez que lo hiciera podría pedir a alguien (a Norma, por ejemplo) que la cosiera, pero en este preciso momento de la sombra, ni sus luces.

La habitación rezumaba luz por todos lados.

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