Fusilándome (inspirándome??) a Rox cuando habla acerca de vivir solo y las cosas que uno hace me acuerdo de una amiga que me decía "Espérate, a cuando llegues a tu casa y desde ese momento no abras la boca para nada durante horas, incluso hasta el otro día".
Bueno, no ha sido tan aterrador como me sonó en un principio.
Si es algo raro (a veces) llegar a casa y escuchar sólo el ronroneo del filtro del acuario y las burbujas que esparce. De pronto se enciende el refrigerador y ese güey si suena fuerte, ha de ser por que es viejito. Y creo que una o dos veces en lo que llevo viviendo solo (no, no les diré cuanto) si he sentido que la casa (y yo) estamos demasiado callados. Pero eso no me hace sentir mal. Shhh... no hagan ruido, ¿ok?
¿Un buen libro? Va.
¿Chatear? No tengo interné en la casa.
¿Ver la tele? A menos que sea una película rentada. Casi no veo tele.
¿Dormir? Me gusta, me gusta... aunque no se por qué después de huevear un buen rato me siento culpable. Como si desperdiciara el tiempo de manera vil.
¿Unas chelas? ¿Una cubita? ¡Aaah! ¡como chingaos no!
Lo que nunca he podido hacer es organizarme en las noches. Me explico: mucha gente que conozco plancha su ropa del día de mañana, se prepara un almuerzo o el desayuno del día siguiente antes de dormir.
Yo no. Cuando llego a casa sólo se me ocurre dedicarme a no hacer mucho, leer, tomar un duchazo, ver una peli, o ponerme horizontal y dormir. A veces, como últimamente, me pongo a hacer algo de mi trabajo (a veces chamba, pero casi por lo general tarea de la maestría) No me llama mucho la intención estar muriéndome de sueño y escoger una camisa y un pantalón para arreglarlos. Neta.
¿Las mañanas? bueno, pues la verdad es que siempre me despierto antes de que suene el despertador (aunque lo pongo todos los días, no vaya a ser, ¿verdad?) y tan pronto me levanto pongo algo de musiquita (nota mental, devuelve los CD's que no has metido en el iPod) mientras me hago un desayuno (¿¿a las 7 am?? chale) y preparo mi ropa y a veces, si alcanzo, un almuerzo ligero. Ya saben, para el medio día.
Y ¿el aseo de la casa? pues aunque a veces me pongo a chachear entre semana, generalmente lo dejo para el sábado. Digo, ¿cuánto puedo ensuciar yo solo? pero eso sí... cuando llega el sábado mi casa deja de ser el cuchitril que es durante la semana. Es más, estoy pensando rentarla como quirófano los sábados, de lo limpiecita que la dejo.
Cuando estoy en mitad de la aspirada y trapeada casi siempre me acuerdo de encender algo de incienso. Así que para cuando termino de hacerme güey, digo, de limpiar y recoger el chiquero y regar mis plantas (si, tengo plantas y las cuido, ¿qué?) ya fui al Oxxo por unas merecidas chelas o por una coca de lata o me preparo algo de comer pues la casa ya está limpia, huele chido y es hora de tomar un duchazo para arreglarme y salir.
Quedarse con doscientos pesos cuando aún falta un chingo para la siguiente quincena a veces es más entretenido que ver una peli de terror o de suspenso.
Odio lavar los trastes y me da coraje a veces cuando limpio el refri y tengo que tirar comida que tiene más de 2 semanas y se está convirtiendo en una forma de vida unicelular.
Pero es la mamada cuando abro el refri para limpiarlo y me encuentro una lata que no he abierto. Y algo que puedo preparar de volada y se de antemano que va a tener muy buen sabor. Yomi.
Tssssaaacc! ... glu...glu...glu...
¡Ahhh!
martes, septiembre 23, 2008
martes, septiembre 09, 2008
Segunda Llamada
Etiquetas:
Eso... ¿lo dije o lo pensé?,
Que bonito
miércoles, septiembre 03, 2008
Hijos de puta
Me deshicieron la existencia en 15 minutos.
Recibí una llamada de un número desconocido. Cuando contesté escuché gritar y jadear a un niño. No le entendía nada, estaba muy alterado... quería explicarme algo o decirme algo a gritos y yo no pude entender nada. Pero inmediatamente "reconocí" la voz del pequeñito.
Luego le quitaron el teléfono y me abordó un hijo de puta diciéndome que tenían a mi hijo en sus manos. Me indicaron que si colgaba el celular se lo llevaba la chingada, lo mismo pasaría si notaban que llamaba a alguien más o solicitaba ayuda.
Me exigieron 200 mil pesos y realmente los querían en ese momento, porque no iban a colgar la llamada hasta que fuera a depositárselos en una cuenta. Si no los depositaba en ese momento iban a matar a mi hijo. El tipo no dejaba de hablar y aparte de ofenderme y amenazarme me conducía para que "me tranquilizara" y para que no pidiera ayuda a nadie. No me dejaba colgar el teléfono.
"No vayas a hacer una pendejada, porque si no yo también voy a hacer una pendejada con el niño"
Cuando llorando a gritos les dije que no tenía ese dinero y que a lo mucho podría conseguirle 40 mil y mi coche, empezó a dame instrucciones para que saliera de mi trabajo y fuera a algún lugar, para ese entonces yo ya había tratado de ubicar a mi hijo tratando de localizar a su mamá. Escribí en un papel que necesitaba ayuda y garabatée el teléfono de la casa de la mamá del niño para que la localizaran.
No la localizaban. No contestaba el teléfono.
El secuestrador me empezó a gritar, yo le dije que tenía que hacer un par de llamadas para conseguir el dinero y entonces quiso obligarme a pasarle los números de a quienes iba a llamar y me advirtió que enlazara esas llamadas para que no colgara el celular mientras yo hablaba, de modo que hiciera una conferencia entre los tres y pudiera escuchar todo.
Para ese entonces, ya tenía enfrente de mí a unos 5 o 6 compañeros. Todos en silencio. Unos haciendo llamadas, otros pendientes con papel y pluma en la mano y ofreciéndome una silla. Hasta que uno de ellos me hacía señas para que le colgara. El tipo que tenía en la línea empezó a decirme que era un pendejo porque iba a mandarme un "recuerdito" de mi hijo por paquetería para que le creyera que lo tenían. A mi ya me faltaba el aire. Me estaba ahogando.
Me dijo que el dinero como las cosas materiales puede reponerse, pero que un dedito o una oreja del niño "no iba a retoñar". Mi compañero me escribió en un papel "¡CUÉLGALE YA!" mientras en la línea, el sujeto me gritaba que pusiera mucha atención y escuchara bien porque yo iba a ser el culpable de la muerte de mi hijo.
No quise escuchar más. Colgué.
Todo me daba vueltas, Estuve a punto de desmayarme. Neta. De inmediato me prestaron otro celular y marqué el número de la mamá del niño, para ubicarla.
Cuando me contestó le pedí que sin colgarme llamara a la escuela y pidiera que le corroboraran que mi hijo estaba ahí sano y salvo. Lo confirmaron y aún así le pedí que pasara por mí a la chamba. Y fuimos casi volando a la escuela.
Pedí que me permitieran verlo y cuando salió como si nada (pero asustado) de su salón sentí muchas ganas de llorar. Lo abracé y le conté (sin detalles) lo que había pasado. Pedí a las maestras que extremaran las medidas de seguridad.
De regreso a mi trabajo no podía controlar el temblor de las manos y el malestar general que tenía. Pedí disculpas y me retiré a mi casa a recostarme un rato.
Ya denuncié a las autoridades el hecho pero me queda claro que no pueden, ni van a hacer nada. Me queda muy claro, chequen si no:
-A qué hora le llamaron?
-A las...(hora)
-Cuál es el número del que le llamaron? ¿Lo registró?
-Si, claro. Es el ...(número)
-Muy bien. Ok.
-¿?¿? Qué más?
-Pues nosotros registraremos el hecho en nuestro sistema. Haremos un reporte.
-Pero pueden saber de dónde llamaron? ubicar a alguien? -
Generalmente hacen esas llamadas de celulares robados o "desechables"... y desde el interior de una prisión... es muy común. Y luego los tiran o los destruyen.
-¿Entonces?
-Bueno, nosotros registramos el número
-Ajá -Y lo anexamos a nuestro reporte.
-Ah... y ¿ya?
-Es lo que podemos hacer. Pero Usted les ganó. No cayó en su trampa. Les colgó.
-Ah.
-Hizo bien. No deje que le infundan temor. Eso es lo que esa gente quiere.
-Ok. Gracias.
Colgué. Si hay algo que odio es estar perdiendo el tiempo.
Yo ya perdí la tranquilidad. Pensé que nunca iba a decirlo. Y odio sonar como los demás cuando dicen que "vivimos en un país donde las autoridades no valen madre"
El hijo de puta que me llamó me tuvo 15 minutos a su merced. No se imaginan el terror que sentí. Nunca había pasado por algo así. Por favor NO CONTESTEN LLAMADAS DE NÚMEROS DESCONOCIDOS. Es preferible no contestar. Los primeros segundos de esa llamada son lo que engancha. Si por costumbre contestan automáticamente sin ver el número o sin fijarse bien y escuchan gritos que los llamen y se les hacen familares esas voces, CUELGUEN. CUELGUEN. CUELGUEN esa llamada. No escuchen. Lo impresionante es que los que hacen esas llamadas se las ingenian bien para no permitir que uno corte la comunicación ni haga tiempo, ni pueda comunicarse con nadie más. Lo aislan a uno por completo del mundo.
Nunca le había deseado la muerte a alguien, lo juro.
Cuídense mucho, por favor. Y si pueden, corran la voz.
.
Recibí una llamada de un número desconocido. Cuando contesté escuché gritar y jadear a un niño. No le entendía nada, estaba muy alterado... quería explicarme algo o decirme algo a gritos y yo no pude entender nada. Pero inmediatamente "reconocí" la voz del pequeñito.
Luego le quitaron el teléfono y me abordó un hijo de puta diciéndome que tenían a mi hijo en sus manos. Me indicaron que si colgaba el celular se lo llevaba la chingada, lo mismo pasaría si notaban que llamaba a alguien más o solicitaba ayuda.
Me exigieron 200 mil pesos y realmente los querían en ese momento, porque no iban a colgar la llamada hasta que fuera a depositárselos en una cuenta. Si no los depositaba en ese momento iban a matar a mi hijo. El tipo no dejaba de hablar y aparte de ofenderme y amenazarme me conducía para que "me tranquilizara" y para que no pidiera ayuda a nadie. No me dejaba colgar el teléfono.
"No vayas a hacer una pendejada, porque si no yo también voy a hacer una pendejada con el niño"
Cuando llorando a gritos les dije que no tenía ese dinero y que a lo mucho podría conseguirle 40 mil y mi coche, empezó a dame instrucciones para que saliera de mi trabajo y fuera a algún lugar, para ese entonces yo ya había tratado de ubicar a mi hijo tratando de localizar a su mamá. Escribí en un papel que necesitaba ayuda y garabatée el teléfono de la casa de la mamá del niño para que la localizaran.
No la localizaban. No contestaba el teléfono.
El secuestrador me empezó a gritar, yo le dije que tenía que hacer un par de llamadas para conseguir el dinero y entonces quiso obligarme a pasarle los números de a quienes iba a llamar y me advirtió que enlazara esas llamadas para que no colgara el celular mientras yo hablaba, de modo que hiciera una conferencia entre los tres y pudiera escuchar todo.
Para ese entonces, ya tenía enfrente de mí a unos 5 o 6 compañeros. Todos en silencio. Unos haciendo llamadas, otros pendientes con papel y pluma en la mano y ofreciéndome una silla. Hasta que uno de ellos me hacía señas para que le colgara. El tipo que tenía en la línea empezó a decirme que era un pendejo porque iba a mandarme un "recuerdito" de mi hijo por paquetería para que le creyera que lo tenían. A mi ya me faltaba el aire. Me estaba ahogando.
Me dijo que el dinero como las cosas materiales puede reponerse, pero que un dedito o una oreja del niño "no iba a retoñar". Mi compañero me escribió en un papel "¡CUÉLGALE YA!" mientras en la línea, el sujeto me gritaba que pusiera mucha atención y escuchara bien porque yo iba a ser el culpable de la muerte de mi hijo.
No quise escuchar más. Colgué.
Todo me daba vueltas, Estuve a punto de desmayarme. Neta. De inmediato me prestaron otro celular y marqué el número de la mamá del niño, para ubicarla.
Cuando me contestó le pedí que sin colgarme llamara a la escuela y pidiera que le corroboraran que mi hijo estaba ahí sano y salvo. Lo confirmaron y aún así le pedí que pasara por mí a la chamba. Y fuimos casi volando a la escuela.
Pedí que me permitieran verlo y cuando salió como si nada (pero asustado) de su salón sentí muchas ganas de llorar. Lo abracé y le conté (sin detalles) lo que había pasado. Pedí a las maestras que extremaran las medidas de seguridad.
De regreso a mi trabajo no podía controlar el temblor de las manos y el malestar general que tenía. Pedí disculpas y me retiré a mi casa a recostarme un rato.
Ya denuncié a las autoridades el hecho pero me queda claro que no pueden, ni van a hacer nada. Me queda muy claro, chequen si no:
-A qué hora le llamaron?
-A las...(hora)
-Cuál es el número del que le llamaron? ¿Lo registró?
-Si, claro. Es el ...(número)
-Muy bien. Ok.
-¿?¿? Qué más?
-Pues nosotros registraremos el hecho en nuestro sistema. Haremos un reporte.
-Pero pueden saber de dónde llamaron? ubicar a alguien? -
Generalmente hacen esas llamadas de celulares robados o "desechables"... y desde el interior de una prisión... es muy común. Y luego los tiran o los destruyen.
-¿Entonces?
-Bueno, nosotros registramos el número
-Ajá -Y lo anexamos a nuestro reporte.
-Ah... y ¿ya?
-Es lo que podemos hacer. Pero Usted les ganó. No cayó en su trampa. Les colgó.
-Ah.
-Hizo bien. No deje que le infundan temor. Eso es lo que esa gente quiere.
-Ok. Gracias.
Colgué. Si hay algo que odio es estar perdiendo el tiempo.
Yo ya perdí la tranquilidad. Pensé que nunca iba a decirlo. Y odio sonar como los demás cuando dicen que "vivimos en un país donde las autoridades no valen madre"
El hijo de puta que me llamó me tuvo 15 minutos a su merced. No se imaginan el terror que sentí. Nunca había pasado por algo así. Por favor NO CONTESTEN LLAMADAS DE NÚMEROS DESCONOCIDOS. Es preferible no contestar. Los primeros segundos de esa llamada son lo que engancha. Si por costumbre contestan automáticamente sin ver el número o sin fijarse bien y escuchan gritos que los llamen y se les hacen familares esas voces, CUELGUEN. CUELGUEN. CUELGUEN esa llamada. No escuchen. Lo impresionante es que los que hacen esas llamadas se las ingenian bien para no permitir que uno corte la comunicación ni haga tiempo, ni pueda comunicarse con nadie más. Lo aislan a uno por completo del mundo.
Nunca le había deseado la muerte a alguien, lo juro.
Cuídense mucho, por favor. Y si pueden, corran la voz.
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