Y es que hace ya unos meses que me habían invitado a una boda, y a pesar de no tener muchas ganas de ir, me convencieron... tomé fotos con mi celular (por eso se ven pésimas) pero fue todo un acontecimiento, la neta me sentí un poco fuera de lugar... no hay nada peor que asistir a un evento tan finolis y tan lleno de pendejaditas elegantiosas y sentir que uno pensaba que iba a ir a una carne asada o a echar tacos en la esquina.
Las meseras y meserillos andaban enguantados, pero nadie les aclaró que los guantes de electricista no eran los apropiados para servir la suculenta cena (frijoles charros, por supuesto), así que dejémoslos en paz un rato. No pude tomarle foto a la meserita que nos tocó en nuestra mesa, pero el chalequito que le pusieron a huevo que era mínimo 3 o 4 tallas más chico, a lo mejor era el que lleva su hija a la escuela.
El lujo, el desmesurado lujo hizo que aparecieran aberraciones como ésta:
La meserita llevaba este carrito con la caja de refrescos de mesa en mesa, se detenía detrás de cada uno de los invitados y preguntaba con voz engolada:
"¿Quiere una coca?"
Si uno decía que si, enconces le acercaba el carrito para que pudiera tomar cada quien su refrescote. La mesera traía colgando del cinturón un elegante destapador
con el que hacía ¡tsssaackk! cada que abría una coca.
Por supuesto que las cocas estaban calientes, pero esto se resolvió cuando nos llevaron un platito de plástico con hielos y una flamante cuchara para agarrar los hielos... Artilugio tan chocante, muestra de tanta ostentación y ganas de presumir que inmediatamente decidí mandarlo a volar... Después nos trajeron una hielera (también de plástico) La mesera seguía con su vozarrón:
-¿Quieeeree hieeloo?
Lo bueno fue que mi sentido de la organización hizo que contáramos con una mesa decente, así que de volada acomodé los envases entre las lentejas doradas* (¿?¿'¡'¡¿?¿?¿?) y la botella (vacía) dorada, el plato hondo (perdón... la salsera) y el exquisito salero de cristal de Swarovski.
Mi instinto meseril no está lo suficientemente desarrollado para separar muertos** aún, por eso se ve medio llena la mesa. Chequen la expresión de hilaridad de uno de los compas que estaban en mi mesa... es que aún no nos servían el frasco, el pomo, el pisto, chupe, líquido para frenos o lo que fueran a servir para atarantar a la gente. jajajaja... Caso aparte fueron los vasitos de gelatina que usaron para las mesas, a ver si más adelante los ven.
Triste caso...
Ni los globitos blancos pegados en la mesa con masking tape nos alegraban, neta.
Pero, ¡ahora sí gorrones! ¡alégrense! ¡llegó el pomo!
¡Que traigan el vino, porque mi hijo estaba muerto y ha resucitado! ¡estaba perdido y ha sido hallado! ¡traigan viandas y demos gracias!...
No mamen con esos vasitos, neta.
¡El despinta puertas añejo que nos sirvieron si rindió...! no se si fue porque al destaparlo se tiró un poquito y el hoyo que le hizo al mantel nos sacó de onda y nos hizo dudar un rato, o si fue porque en esos pinches vasitos teníamos que decidir entre poner hielos o servirle algo dentro...
Algún gracioso en exceso decidió que iba a ser buena broma poner una botella de tequila imitación Don Julio, pero sin caballitos, ni limón, ni sangrita, ni sal... Y neta que no faltó quien se lo sirviera con cocacola tibia. Yak!.
Algunas chavitas de la mesa prefirieron servirse sólo hielos y esperar a ratitos a que se derritieran, para tomarle tantito al vaso, también por eso fue que nos rindió más el afloja-todo ese.
Las servilletas dobladas eran también un alarde de buen gusto, finura y distinción. Creo que eran marca Regio.
Este tipo de detalles eran los que me hacían sentir fuera de lugar...
Si no han comprendido lo que significa surrealista, pues aquí lo tienen. Nomás no vayan luego a salir en alguna conversación culturosa con algo como "Surrealista? ¡ahh, si! ¡yo también he visto servilletas de papel dobladas con estilo y puestas dentro de un vasito de gelatina!" porque no me hago responsable.
Por supuesto que se hizo el vals, y también el baile ese donde le ponen billetes a los novios, y neta aún no se como le hacen para pretender parecer graciosos los pendejines que hacen que un triste billete de 20 pesos parezca cuernito o se lo pongan de moño en la frente al novio, el chiste es, como dice un compa mío "Caer Gordo"...
Y la víbora de la mar, claaaro...
Por más que estuve esperando que azotara alguien, eso no pasó... Hicieron también la "víbora de la mar de los hombres" (?¿?¿?¿?¿?)... cagadísimo eso de que salgan agarraditos de la cintura, ¿eh? (por eso es de los hombres, ¿verdad? chaleee) bailando un zapateado y dando vueltas y haciendo caracolitos. Escogen al más varonil y chistosón, al alma de la fiesta, pues... al frente para que lleve a los demás y es el que va haciendo mayor número de puterías...
Pero la gente quiere ser chistosa, simpática y agradable... oh, si... lo que es muy cierto es que tarados no son, pues faltó que hicieran "El Muertito" con el novio, pero debido a su tonelaje decidieron que cargarlo entre 20 personas no iba a ser lo adecuado dentro del saloncito en donde estábamos.
Y así pasaron las horas, el show? un güey prieto y greñudo que, chequen bien mis tres lectores, imitaba a Rigo Tovar... y ya.
A las 8 canciones pregunté a los de otra mesa "¿A quién más imita este cuate?" pero me sentí chinche cuando se quedaron viéndome unos extrañados y otros con el mismo gesto que ponemos cuando abrimos el refri para ver que algo se ha echado a perder y apesta.
Traté de tomarle fotos, pero el güey se volteaba y no se dejaba, así que me cayó gordo. Regresé a la mesa pero me di cuenta de que se habían terminado todo... hasta las lentejas doradas se comieron, snif.
Así que mejor me salí de la fiesta sin que se dieran cuenta. Eso pasó hace meses, pero no había podido superarlo como para contarlo.
*bonus extra al lectorcito que me explique por amor de dios que significa poner lentejas doradas regadas en las mesas.
** se les llama muertos a los envases vacíos, platos y vasos que estorban en la mesa y deben retirarse.
Y ya.
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