martes, julio 10, 2007

Aventuras en el Ritmo VIII














Ok, ser músico se supone que obedece (según he dicho siempre) a que es en esos momentos en que uno toca equis rola cuando sale de por ahí, donde estaba escondido, otra forma de uno mismo. Obedece, según se, a que aflora la sensibilidad, a que uno puede decir cosas sin palabras, como los simples mortales. Obedece a que le encontré el gusto a otra forma de manifestarme y transmitir a los demás...

Tocar para mí siempre ha sido liberador. Mágico, místico, cómico, mágico, musical (magaaazooo!)














pero ahora he estado reflexionando (seeehh!) y viéndolo desde otro punto de vista:

¿No será un afán por sobresalir de los demás? ¿unas ganas enormes de ser aceptado? ¿un deseo de contar con habilidades y sensibilidad que otros no tienen?

Sea la causa que sea, ya mero es miércoles! mañana no importa que suceda, no importa, neta, si el mundo se viene abajo, si la Seletsión Mexicana pierde 2-0 con Argentina (si pierde con ese marcador no pago la apuesta, ehh?), no importa si Bush decide que México está lleno de terroristas y decide regalarnos un Tomahawk con ojiva nuclear (por mí que se vaya a cagar). No importa si a la gente no le gusta lo que toquemos con harto feeling. No importa si al terminar recojo mi equipo y lo vuelvo a cargar en mi carrito para irme a casa desvelado, adolorido de las manos, cansado, inconforme o medio jarra.

No importa. Mañana es miércoles. ¡Mañana es día de tocar! No importa si lo que me late de hacerlo es que alguien se admire y diga "¡que chido!" y alguien más diga "que aburrido" o "¡que maletas! quién le dijo que tocaba?"

Ojalá toquemos las rolitas que me gustan. Porque esas las toco con más placer.


Chale, no he limpiado mis congas.



No importa tampoco.

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