Eran apenas las 7:30 am. el sol empezaba a desperezarse al igual que yo, y a considerar si se levantaba ese día o no.
Me encontraba en una habitación desconocida, ¿cómo es que fui a parar a este lugar? ¿qué extraño sortilegio (jajaja, perdón Remo) me condujo hasta esta mullida cama ajena a mi cuerpo? No lo recordaba de cierto, pero mentalmente me hice a la idea de que tendría que desentrañar ese misterio. Al incorporarme dirigí mis pasos hacia la ventana y al correr la ventana para asomarme hacia el exterior volví a desconcertarme.
No reconocía nada.
¿Dónde estaba? Recordaba vagamente que había organizado mi equipaje y tomando mi boleto de autobús hacia San Luis Potosí había decidido pasar unos días en su capital para volver a visitar algunos lugares que me habían llamado la atención en viajes anteriores, pero... ¿en realidad me había dirigido a esa centenaria ciudad? o ¿me quedé por el camino en otra localidad parecida? De pronto apareció en mi mente, desde lo más recóndito de mi interior, un impulso irrefrenable, incontenible, insuperable y avasallador (jajajaja disculpa de nuevo)... Ese día me depararía muchas sorpresas, lo intuía.
Nervioso y tratando de reprimir mi curiosidad resolví que tenía que salir cuanto antes de mi habitación para empezar a deambular por las antiguas calles y tratar de localizar los fragmentos de una idea que seguramente concebí e inicié hace menos de 24 horas, pero que ahora, por razones desconocidas para mí, se negaba a revelarse y furtiva me esquivaba incesantemente.
A propósito, dejé que el agua de la regadera corriera sólo por parte del maneral que ostentaba un punto azul en el centro, dejando cerrada la manija de la caliente. Mi cuerpo se estremecía con espasmos pero la fuerza tonificadora del agua me reanimó al instante.
Ya con un abundante desayuno enfrente de mí me dispuse a engullirlo mientras mi mente fragmentada trataba de recordar que había sido de las 12 horas anteriores...
(Continuará... obvio es que no)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario