Uy, la neta es que no soy como El Zórpilo, que recuerda muchos incidentes de cuando era un crío... pero si tengo algunos recuerdos... de kinder, por ejemplo. hay algunos malos, algunos divertidos y algunos sencillamente muy buenos.
Como el de Maru*
*EL AUTOR HA CAMBIADO LOS NOMBRES DE ESTA HISTORIA PARA PROTEGER LA PRIVACIDAD DE LOS INVOLUCRADOS
Maru era una niñita simplemente guapa.
No.
Encantadora. La neta me gustaba mucho porque como que era muy seria, calladita (aahh! increíble virtud en una mujer, de cualquier edad) y una cosa: sonreía sólo cuando era estrictamente necesario, cuando algo realmente le agradaba o le caía en gracia. Creo que a más de uno nos gustaba esa escuincla, porque andábamos todos revoloteando cerca de ella, unos cantaban (que cursis niños) otros jugaban luchitas para demostrar su fuerza (bola de nacos) y otros, como yo sólo la veíamos y tratábamos de arrancarle alguna sonrisa (los tarados, o algo así).
Dejen explico, no es que fuera una niña amarguetas o corajuda o sangrona. Era seriecita nada más. Su mamá la vestía con unas falditas o vestiditos que se veían amplios, largos... pfft, le hacía un par de trenzas a su cabello rubio (yo no sé, pero los escuincles las preferíamos rubias) y se le veía su carita blanca, blanca. Resplandecía.
Bueno, basta de miel. El chiste es que no se a quien carajos se le ocurrió hacer "concursos". Obvio, el que ganara se suponía que la iba a impresionar. Bueno, por lo menos eso entendí yo. Empezamos a dibujar. Carlos hizo una casita. Héctor que dibujaba mejor hizo un carrito de carreras, así con flamas que le salían de atrás de lo ráído que iba. Como soy un dibujante experto pues me la pelaron todos, aparte de hacerlo rápido lo hice bien chingón.
Por supuesto que la dibujé a ella. Yo no se donde quedó ese dibujo, pero entiendan algo, me quedó idéntica. ¿Que tal?
Luego que salimos al patio al recreo, hicieron unas carreritas. Ahí si batallé poquito, porque había dos güeyes más grandes que yo y daban unas zancadas enormes, pero después de batallar algo llegué primero.
Maru se hacía la disimulada, pero era clarísimo que de pronto me miraba, atenta, y casi podría asegurar que torcía levemente su boca en lo que yo diría era una sonrisita cómplice y secreta. Neta.
El último concurso (ya para entonces mis demás compañeritos me debían de odiar) fue una reverenda pendejada... de esas de las que son bien importantes cuando eres un niño y quieres llamar la atención de una niña de trenzas, cabello rubio y sonrisa difícil. Y el concurso fue de ver quién aguantaba más la respiración. Creo que lo propuso un vato que a su corta edad ya estaba yendo a clases de natación. No estoy muy seguro.
Hice trampa.
Aspiramos todos muy profundo, nomás se vieron arriba los hombros. A la de tres... aspirar... y aguantar... pero cuando yo empezaba a sentir que ya no podía, despacito, despacito soltaba algo de aire, sin hacer ruido, los demás tarados apretaban la jeta y no podían hacer lo mismo que yo sin que se notara, jojojo. Algunos de los niños gritaban "¡vamos! ¡vamos! ¡carlos tu puedes! ¡demuéstrales!" Al final yo estaba viendo como el último mocoso exhalaba con un "fffuuuuuutttt!" y hasta escupía algunas gotitas... yak! las demás niñas ya se había acercado, la bola de compañeros era enorme ahí en el piso del patio, nos valía madre que el sol lo calentara como comal y nos quemáramos las palmas de las manos y las nalgas.
Todavía me hice güey un instante más después del otro escuincle y luego hice un exagerado "pfffttt!"... la bola de niños hizo "¡¡Eeeeeehhh!!!"... unos me palmeaban la espalda, otros gritaban y aplaudían como locos (¿¿¿por qué carajos de niño te enseñan a aplaudirle a cualquier cosa???) otros me miraban con asombro... las niñas (algunas) empezaban a abrirse paso entre la bola para acercarse (jajaja, neta!) a verme, al que había ganado todas las pruebas, al chavillo que no se dejó, al que había demostrado que por una niña como Maru todo valía la pena y todo se podía.
Y Maru? ¡Dónde estaba?
(TO BE CONTINUED)
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