jueves, septiembre 29, 2005

Personajes Pintorescos

No, no, no... es que de plano de que hay gente que me desespera, o me da hueva, la hay.















Resulta que estaba afuera de mi casa, refrescándome con unos botes de Modelo y al mismo tiempo revisando el aceite de mi carrito. Cuando de pronto aparece sin avisar el poli de la colonia:

Poli: Buenas tardes... ¿echando chela?
Yo: (Nooo güey... hago una investigación de campo sobre los efectos del aluminio al contacto con la piel)
Buenasss... si... y pues también reviso el aceite de esta cosa.
P: Aaahh... ¿pues que le pasó? ¿se descompuso?
Y: No... sólo le reviso el aceite a esta cosa
P: Ah, oiga! ¿y a poco a estos carros les ponen de esas cornetas como las que usamos nosotros?
Y: ¿Mande? (aquí volteo al interior del motor para buscar la mentada "corneta"
P: La cosa esa que usamos en las patrullas... que suena bien fuerte
Y: Ah? ¿esta? ¿LA SIRENA?
P: Andele! La sirena... de esas usamos nosotros, pero no sabía que los coches también la usan para el claxon...
(La neta que no sé como me aguanté, es decir... nunca me había topado con un poli que no supiera que diablos es una sirena)
Y: Ahh, no. La sirena esa es para la alarma.
P: La alarma del carro?
Y: (con algo de fastidio divertido) Sí. (en general creo que sí soy paciente por responderle a este poli)
P: ¿tiene alarma su carro?
Y: Sí.
P: Ahh, yo pensé que esa era del claxon, mire nomás.
Y: No, es la sirena de la alarma
P: Oiga y necesita ayuda para lo que le está haciendo a su carro?
(Por un momento aterrador pensé que el tipo me estaba ofreciendo SU AYUDA)
Y: Humm, noo, gracias... ya acabé.
P: Bueno, ya sabe, lo que se le ofrezca, si quiere puedo ir a traerle otra chela o si necesita algo de la farmacia, pos también..
(fíjese que da la casualidad de que necesito que VIGILE estas calles, para eso lo contratamos)
Y: ¿Eeh? se me hace que quieres que te invite una. ¿Quieres una? ahí me han de quedar unos dos botes.
P: Noo, como cree! si quiere se las traigo, noo... estoy de servicio. No puedo tomar.
Y: Nomás una! si no te voy a pagar la peda
P: Mmm.. no, al rato pasa la patrulla y capaz que me ven, no, mejor no
Y: No te ven, ¿quien más te puede ver?
P: Nooo... de veras, pero si quiere le traigo unas papas de la tienda, total, ando en la bici, voy de volada
Y: (Cerrando el cofre del carro) Nah, está bien, no hay bronca.
P: Bueno, ya sabe, si se le ofrece algo pos me avisa.
Y: Muchas gracias, de verdad
P: Bueno, aquí andamos... (se sube a su bici y se va)

Servicial el poli, y no es por ser gacho, pero capaz que si le doy lana para que me traiga unas chelas se lo transan con el cambio en la tienda. Mejor no.

miércoles, septiembre 21, 2005

Aventuras en el Ritmo II

La Maldición del Pollo

Bueno, pues limpios, limpios, aseados, aseados, lo que se dice aseados, no éramos... Lo de los platos con comida que olvidábamos debajo de los cojines de los sillones de la salita de nuestra casa no se comparaba nada con una zona oscura, llena de malas vibras, algo tenebrosa y siempre presente en nuestras vidas:

El cuarto de la basura.

Me explico, no conocí nunca ninguna casa que contara con un "Cuarto de la Basura", es decir, algunos ponen botes enormes para guardar las bolsas de basura, otros ubican trituradores, la sacan a la esquina, o la suben a la camioneta para ir a tirarla en cuanto puedan, es más, hasta organizan UN DIA a la semana para sacar la basura de sus casas. Eso si no están pendientes del paso del Camión de la Basura, un transporte de carga especializado (para los que no lo conocen) que cuenta con áreas y hasta dispositivos que compactan la porquería que sacamos de nuestras casas de vez en cuando.

Pero... "Cuarto de la Basura"???? Plis don't meim

Bueno, el asunto es que cuando llenábamos bolsas de basura las anudábamos y en un movimiento relámpago, como de lanzamiento de Softball, abríamos la puerta del mentado cuarto y con la otra mano arrojábamos la bolsa de basura adentro, para luego cerrar rápidamente la puerta. Cuando lográbamos reunir suficiente basura como para no alcanzar a cruzar el Cuarto de la Basura entonces sí organizábamos una expedición para recogerla y llevarla al basurero municipal o a los depósitos que estaban cerca de la casa.

-¡Zafo!
-¡Zafo! yo la llevé la semana pasada, no mamen!
-¡Zafo! yo estoy comiendo
-¡Zafo! yo me acabo de cambiar la ropa por una limpia. Nel, yo no voy
-¡Zafo!
-¡Zafooo!


En fin, a veces sí juntábamos mucha basura. Tarde o temprano la tirábamos y limpiábamos el Cuarto de la Basura, y lo dejábamos listo para seguir almacenando porquería.

Un día empezó la peste. Olía a muerto. Olía que apestaba.

Empezamos a ver con algo de angustia hacia el Cuarto de la Basura. La puerta, cerrada, parecía que nos guiñaba un ojo, pero sabíamos que era la cerradura. Maldito Cuarto de la Basura. Alguien tenía que limpiarlo, pero ¿quién?

-¡Zafo!
-¡Zafo!
-¡Zafo!
-¡Zafo!
-¡Zafo!
-¡Zafooo!

Hasta que fue Beto, creo... y le pidió ayuda a Julio "Vamos güey! ni pedo" Se armaron de valor, se cambiaron la ropa limpia por una que no les doliera ensuciar y con escobas, cubetas con agua y detergente en mano se colocaron lentamente a un lado de la puerta... Los demás observábamos, unos tronándonos los dedos, otros dando vueltas nerviosamente y uno más abriendo una lata de Bud que había traído del super. El ambiente se sentía cargado de electricidad, denso, la peste creciente nos indicaba que algo andaba de verdad mal... La puerta parecía esconder tras de sí una realidad nefasta y difícil de ser entendida por nuestras mentes.

-Una... dos... TRES! -Dijo Beto, al tiempo que giraba el pomo de la puerta mientras Julio avanzaba a la vanguardia con el gesto desencajado y empuñando una escobilla por delante.

Nada. O casi nada. Un par de bolsas medianas de basura. Envolturas, botes vacíos, bolsas de super, papeles.

No lo podíamos creer. Así.

Después de asear el Cuarto de la Basura nos pusimos a pensar: ¿que era esa peste? ¿restos de comida? ¿una rata muerta olvidada detrás de algún cachivache? ¿los restos de la travesura de algún gato de los que vivían al lado? Miles de interrogantes. Miles. Les dimos vueltas a todas y cada una de ellas durante eternos 5 minutos.



SALTO A LA PARTE III
.

Hasta que nos acordamos del pinche pollo que estaba en el refrigerador.

lunes, septiembre 19, 2005

Aventuras en el Ritmo I

La Amenaza del Pollo

Hace algunos años viví en Mexicali, Capital de Baja California Norte (porque todavía hay algunos que piensan que la capital es Tijuana) cerquititita de la frontera. El chiste es que mientras andaba por allá haciéndole al "famoso".. de pronto nos quedamos viviendo casi 11 güeyes con sus viejas en una misma casa con sólo ¡3 recámaras! Parecíamos una comuna hippie, o algo por el estilo.

El caso es que teníamos un presupuesto semanal para comprar comida. Y como niños sanotes que somos lo gastábamos casi desde el fin de semana en cheves, cigarros, botanas y frascos de vino... Para después andar penando por un mísero Hot Dog (de esos que venden en los mini super) el resto de la semana.

Fernando "El Fino" (tecladista de la banda, luego les cuento de esta banda, por cierto, todo por partes) era más listo. Se conseguía viejas que le pagaran comidas, el cine, etc, etc. pero de todas maneras, aunque eran pocas las veces que comía en la casa también se quejaba a mitad de semana:

-No mamen! ya se acabaron de nuevo las galletas! chale y no hay sopas tampoco.
-Ps que quieres ue? tienes hambre? ahí en el refri hay un par de caguamas bien frías, son mías... te las presto. Nomás las repones luego.
-No mames, tengo HAMBRE, ue... no sed.
-Chale? si les falta un grado para ser bisteces! bueno, si no las quieres tons déjalas.
-Pinches ueyes, ¿les vale? ¿neta prefieren chupar?

Y los demás nos volteábamos a seguir viendo la tele, porque la respuesta ya la sabíamos.

Bueno, el caso es que llegó un día la Comadre Claudia. Una de esas viejas que se preocupan por uno aunque uno no se deje. Un buen día luego de ayudarnos un poquito (¡ejem!) a lavar algunos trastes o recoger algunos platos con comida de entre los sillones de la sala, nos dijo:

-No la chinguen, se gastan su lana semanal en puras pendejadas
-¿Eeh? ¡ah! mmm... ssiii? Bueno, lo que pasa es que aquí todo está carísimo
-¡Ni madres que! si quieren les puedo ayudar
-¿Tomas cheve?
-Neta, en serio, cabrones (es muy malhablada esta morra, pues) puedo ir a Imperial Valley, del otro lado, en Estados Unidos y traerles cajas de comida más baratas.
-Hmmm... ¡espera! (5 tipos viendo la tele) que ahorita Cristina está regañando a la vieja esa que le puso los cuernos al pendejo de su marido!
-Mta madre, ¿es en serio? bueno, pues fácil se pueden gastar la mitad de lo que gastan y les sobra para CHEVES, pero si no les interesa ok! Jódanse.

Lo que sí alcanzamos a oír, obvio, fue lo último.

Claro, le dimos la mitad solamente de nuestro presupuesto semanal. La Comadre nos trajo, entre muchas pendejadas, una lata de UN KILO de Catsup (¿a quién chingados se le ocurre? nos iba a traer COMIDA!) una enorme caja con pollo en piezas. Un madral de pollo. Tengo que anotar que, aparte de todo, el pollo en EU viene como si le hubieran aplicado una dieta rica en esteroides y aminoácidos... Y nos costó una baba, eso sí.

Entonces, nuestro ingenio, originalidad y experiencia culinaria entró en acción:

Lunes----------------Caldo de Pollo (yomi, yomi)
Martes---------------Flautas de carne de Pollo deshebrada
Miércoles-------------El sivoli y su sra. se aventaron un flamante mole (de esos que vienen en vasito)
Jueves----------------Pollo Crujiente con mostaza (la combinación es excelente)
Viernes---------------Guiso de Pollo Adobado (o algo así... raro, en verdad raro, de aspecto amenazador, pero rico)

Para estas alturas ya no creíamos que el pollo fuera nuestra salvación como dieta...

Sábado----------------Ensalada con... adivinaron! Pollo
Domingo--------------Puaj!
Siguiente Lunes-------Chin...
Siguiente Martes------Pollo con Rajas de Chile
Siguiente Miércoles---Sin palabras
Siguiente Jueves-----Ídem

Etc.

Nos hartamos del pinche pollo.

Alguna vez abrimos de nuevo el congelador, sacábamos una o dos piezas, si no había nada para comer y las preparábamos, pero cada vez abríamos esa puertita menos veces. Lo más grave fue que nos privó de un gran espacio para enfriar "ballenas" (así le dicen a las cervezas familiares por allá). Algunos como "El Fino" volvieron a recurrir a sus amigas para gorrear las comidas. En el mini super, nos recibieron con júbilo cuando regresamos a pedir Hot Dogs. "Ha vuelto mi hijo pródigo!, porque estaba perdido y ha sido encontrado!" bla, bla, bla.

Y bueno, la pinche caja enorme que teníamos en el congelador no se terminó nunca. No sabíamos entonces, pero empezaba a abatirse sobre nosotros una oscura maldición...

Así que abandonamos el plan de mi Comadre Claudia, la mandamos de manera democrática, muy amablemente y con toda decencia a la chingada con sus propuestas y decidimos abastecernos de otras pendejadas para comer y harta cheve para soportar las náuseas de recordar cualquier platillo preparado con pollo.

¿Qué fue de la cajota? A ver... hummm... Se quedó un par se semanas más (creo, no sé si fueron tres) en el congelador de la cocina. Ha de haber tenido todavía la mitad pero decidimos no acordarnos de ella nunca más. Pinche pollo, la verdad es que sí me gustaba, bastante, pero gracias a esas dosis que me administré la verdad es que terminé odiándolo por aquellas fechas.

Después, tiempo después... Vendría la pesadilla.

SALTO A LA PARTE II

jueves, septiembre 15, 2005

Pasatiempo Inútil III





Una los puntos y cáselos por la iglesia.

viernes, septiembre 09, 2005

La que llegó con el mar

Ella llegó precisamente el día que no tenía yo pensado saber del mar.

Sentado, esperando ¿nada? mirando ¿qué? y empezando otro sueño de esos que terminan antes de precisamente declararlo empezado. No esperaba una acometida de espuma como la que vi, de hecho la espuma siempre llega así, de pronto... A veces espera uno la ola y desprecia la espuma.

Llegó pues, y se comportó como la criatura marina que es. Inesperada, no violenta, pero sí intempestiva. De esas presencias que llegan anunciando con un murmullo suave al principio, pero luego se convierten en un rugido lleno de promesas, de sueños que tal vez no he soñado ni deba soñar jamás.

En fin, se acercó y me dijo "hola", la ví y sucedió exactamente como sucede con el mar que llega a los pies... invade hasta los huecos de entre los dedos del pie, desplaza a la arena, te llena de sal y cuando la ola avanza uno siente que es empujado, movido por una fuerza que sería hasta imprudente tratar de detener...

No pude contenerla, es imposible, como criatura marina se revuelve, se mueve, se escurre, se desliza entre los dedos, siempre está en movimiento, mientras que yo soy un ser terrenal, prefiero pisar sobre seguro, sabedor de que el suelo que está bajo mis pies no se moverá a menos que yo camine sobre él, como hago diario. No pude detenerla. Injusto sería pedirle que no se fuera, ¿que se hace con el agua de mar que se junta entre las manos? no la puedes detener por siempre, se abren los dedos y simplemente se deja escapar, regresar al caldo primigenio del que proviene.

Bueno, tampoco soy culpable por eso. Ella quería quedarse. Yo quería sostenerla lo más que se pudiera, juntarla entre las manos, untármela en el cuerpo, beberla. No se pudo. Aunque en la playa la tierra y el mar se juntan, no se revuelven, se separan tarde o temprano, vuelven a su lugar. Donde deben de estar, donde han estado siempre, aunque tal vez se queden con la idea de reunirse otra vez, aunque sea de manera fugaz.

Llegó como una ola... poco a poco, hasta hacerse de una fuerza capaz de tirar mis sueños y hacerlos rodar, hizo remolinos un rato. Me hizo pensar que la tierra y el agua de mar se pueden fundir en uno sólo por siempre. Luego se arrepintió, trató de quedarse, se convirtió en espuma de nuevo y como vino se fue.

A veces me pregunto si es justo. Supongo que no. Pero está donde debe de estar...


Yo también.